Marc nos comunicó que el domingo día 15 llegaban dos nuevos miembros a su casa: dos burras (una madre y una hija que se había destetado tan solo un mes atrás). El primer trabajo era realizar un cercado para ellas, así como un pequeño corral o refugio para resguardarlas del temporal (compartido con las ovejas).
Nos pusimos manos a la obra: primero clavando los postes metálicos al suelo con una maza y luego, aprovechando viejos trozos de cerca metálica, fuimos empalmando unas partes con otras hasta vallar toda el área. Para el corral, esperamos unos días más hasta disponer de los materiales que nos hacían falta para su construcción.
Segunda lección: Gracias a la venida de los burros hemos podido conocer un poco más acerca de ellos y nos han roto muchos prejuicios. Los burros son más inteligentes que los caballos, son apacibles, sensibles y crean unos vínculos duraderos no solo con sus semejantes, sino también con humanos u otras especies.
Tercera lección: recogida de leña para alimentar las dos estufas.
La casa se sitúa en una zona boscosa de encinas y robles, por ello tiene combustible a mano, pero ese combustible hay que procesarlo para poder utilizarlo. Marc iba cortando troncos de encina con una motosierra y nosotras los hacíamos rodar y deslizar por los márgenes hasta el camino, para al final ir echándolos todos al remolque del coche. El paso siguiente fue cortar los troncos en pedazos más pequeños, de unos 40 o 50cm, para que cupieran en cada estufa. Durante el invierno, este proceso se realiza semanalmente, con la finalidad de no gastar la leña que se ha secado en verano.
Encima de las 6 rocas situadas en paralelo, en dos hileras de 3 (como el 6 de un dado), empezamos a fijar los pilares de acero atornillándolos directamente a la roca y a unir las viguetas de un pilar a otro para dar solidez. Las uniones las soldaba Marc y de mientras, nos dio un curso rápido de soldadura para poder iniciarse en el tema. Una vez conseguido esto, empezamos a atornillar las chapas de las paredes y del techo. Y así quedó. Faltaría la distribución interior de la cual se encargó Marc, por tener más experiencia en el tema y ser un trabajo más específico.
Por último, nos encargamos de transportar por partes, fardos de paja y alfalfa a los comederos destinados para ese fin dentro del corral. Ya estaba todo listo para que burras y ovejas pudieran disfrutar de su nuevo refugio.
Durante estas 3 cortas semanas, también hemos podido disfrutar de manjares tradicionales y recetas creativas, hemos aprendido cómo hacer jabón o suavizante para la ropa; quitar las malas hierbas o preparar queso vegano. También hemos tenido tiempo para visitar pueblos de cuento como Llimiana, en lo alto de una cumbre con vistas a todo el Pirineo por un lado, y al Montsec por otro, y a sus pies el embalse de Terradets. En distintos rincones del pueblo nos regalaban la vista variados trabajos de forja, hechos por una comunidad de herreros artesanos de la zona.