martes, 21 de marzo de 2023

Segundo destino: La Pastora, las cabras son de donde nacen y las ovejas de donde pacen

De nuestra anfitriona y colega Tija aprendimos, entre muchas otras cosas, lo que sería nuestra principal tarea en Les Cambres: pasturar. ¿Cómo olvidar nuestro primer día? Nada más levantarnos nos preparamos un buen desayuno y la comida y bajamos al establo de las cabras junto a Tija. A pesar de que llegamos a Les Cambres en los meses en los que ya no hacían quesos (las cabras ya casi no daban leche), Tija aprovechó la casi nula producción de leche para enseñarnos a ordeñar. No fue tarea fácil, ella fue paciente enseñándonos cómo y las cabras esperando a que nuestras torpes manos se habituaran al complejo gesto de ordeñar. Después de un buen rato, conseguimos sacar un poco de leche de alguna de las cabras más pacientes. Seguidamente, quedaba la enseñanza de algo que luego nos daríamos cuenta de que era todo un arte: pasturar. Y es que no podríamos haber aprendido en mejores manos, ya que nuestra anfitriona es una maestra de este arte, pero también una mujer militante de su oficio que desempeña una lucha esencial para renovar y mejorar el sector. Aprendimos muchísimas cosas sobre las cabras, pero la más importante es que cada una de ellas tiene su propio carácter. Dicen: Las cabras son de donde nacen y las ovejas de donde pacen. Aquí radica la principal diferencia entre pasturar a unas y otras. Las cabras se adaptan tanto a la zona donde nacen que incluso su química intestinal, su salud, dependen de ello. Las ovejas pueden pasturar en distintas zonas y toleran mejor estos movimientos.  

A parte de todo ello, a las cabras tienes que ganártelas dándoles buena comida y llevándolas a sitios donde haya abundancia, puesto que su confianza en ti va a depender de ello. Te seguirán si confían en ti, y a pesar de haberte ganado esa confianza que te hagan caso va a depender del día. Aprendimos a observarlas y a tener cierto papel de acompañantes en su camino a comer. El equilibrio entre liderazgo de pastora y acompañante de rebaño es difícil de alcanzar, pero si lo consigues son unos animales cariñosos y con los que creas unos vínculos y conexiones realmente fuertes. Aún a día de hoy pensamos en “nuestras” cabras y las imaginamos comiendo o durmiendo en su establo. Aunque, no nos engañemos, la principal arma de liderazgo y gracias a quien volvíamos con las cabras a casa, era la perra Milosh. Ella era nuestro apoyo y la que más trabajaba durante el día, reagrupando al rebaño y llevándolo hacia la dirección deseada con solo un par de órdenes.


La experiencia fue mágica e indescriptible. Las cabras son seres entrañables y divertidos las mires por donde las mires.
Tija nos explicaba que siente el rebaño como un todo al que se debe movilizar con calma, de manera orgánica. Sabe estar ahí sin reafirmarse. De ella aprendimos también el uso de algunas plantas medicinales y hacer emplastes para curar ciertas lesiones. Así es como trata de forma natural y eficazmente tanto a sus animales como a personas.
No por ser pastor se es cuidador, pero nuestra pastora es una persona cuidadora, que atiende y se esmera en ello. Le sale de manera natural, espontáneamente. En especial con la niña de sus ojos: La risueña Liam nos tenía a todos encandilados. El pequeño torbellino de energía que todo lo veía, tocaba u oía. De solo año y medio, era una esponja chica que absorbía cualquier aprendizaje, una experimentación constante de todo y todos. Que sí, es verdad que todos los niños son así a esa edad. Pero no todos viven en sitios y están rodeados de un ambiente propicio para hacerlo, donde puedan desarrollarse y despertar la creatividad de esa manera. Hemos disfrutado con ella y hemos aprendido también el lenguaje de los niños, que se hacen entender, aunque no hablen una palabra o balbuceen.       

De Tija no solo aprendimos a pasturar, incluso hubo tiempo para ir a la presentación de un libro muy necesario y conocer a la autora y su experiencia en un coloquio; “Yo no te perdí” de su amiga y compañera de oficio Yas Recht, relata algo más usual de lo que pensamos, pero poco tratado y visibilizado: los abortos no deseados. El libro se lee en nada, por el estilo tan valiente y directo de Yas, y la edición y las ilustraciones son magníficas.
Añadimos aquí el link a su blog personal, donde relata su cotidianeidad como mujer y pastora (sus quesos y la manera de producirlos son imperdibles…)      



Después de este mes en Les Cambres, nos vamos con algo muy especial: una conexión profunda tanto con las personas como con los animales con los que hemos compartido todo durante tantos días. Nos vamos con mucho cariño y amor de allí, con unas bonitas amistades y, es por eso, que volveremos para reencontrarnos de nuevo y compartir esa magia que tanto echamos de menos.

lunes, 13 de marzo de 2023

Segundo destino: Gran Bosquerol

Describir a Kiku es describir a una persona admirada. Es describir a alguien a quien te gustaría parecerte en muchos aspectos. Por un lado, por que es un gran conocedor de los bosques que comparte gustosamente sus conocimientos, pero sobre todo, por que es un lobo viejo de la vida que lo ha curtido y lo ha hecho sabio. Como sus grandes manos: cortadas, hinchadas, rasgadas muchas veces, pero todavía blandas y accesibles. 
Los primeros días, y en una de las miles de conversaciones que tendríamos con Kiku, nos explicó qué significaba ser Bosquerol. Si lo buscáis en el diccionario (en catalán), bosquerol significa montañés, que habita habitualmente el bosque, dijo Kiku. Nosotras nunca habíamos oído la palabra bosquerol y todavía menos sabíamos de qué profesión se trataba.
Las manos de Kiku saben qué significa: Conocen y sierran los árboles en el bosque. Saben cuándo es el momento óptimo de tala según su uso. Escalan los troncos y limpian las ramas más prominentes. Una vez limpios, se sitúan en la base y hacen los cortes con una inclinación determinada, con la intención de tumbar el tronco hacia el punto deseado. Un punto donde sobre todo no haya peligro para nadie al caer y, al mismo tiempo, que pueda reposar bien en el suelo, se pueda limpiar de la copa y otras ramas y ser fácilmente deslizado y transportado. Todo esto lo calcula Kiku en segundos, con su mirada fija e imperturbable, antes de empezar toda la labor.
Sus manos conocen bien las características de cada especie arbórea y vegetal, como si de personas se tratasen; Conocen las hierbas y sus usos, talan, sierran, sacan corcho, hacen teas, desbrozan áreas enteras de zarzamoras (una vez las cabras han podido relamerse con sus deliciosas hojas).
Todo ello forma parte del oficio de Bosquerol. Aunque Kiku va muchísimo más allá. Una vez dispone de los troncos necesarios, puede procesarlos en el aserradero a la medida deseada para cada utilidad. 
Con todo esto conectamos con otra bella parte de su conocimiento manual: La construcción en madera, desde una cuchara, hasta un mueble o una casa; Nos explicó las maravillas del pino o abeto douglas, muy utilizado en trabajos de bioconstrucción en madera y grandes estructuras. También el Timberframe, un tipo de construcción tradicional de entramado de madera encajada (y nos mostró cómo utilizarlo para la construcción de muebles sencillos como un banco - el de la foto lo hicimos entre todos -). Asimismo, nos mostró el tallo del olmo que tiene el duramen color chocolate, con formas muy especiales, y es perfecto para realizar pequeñas herramientas o cubiertos de madera.

Durante su trayectoria, Kiku ha moldeado multitud de árboles de distintas especies. Pero los árboles más robustos y sensibles con los que ha trabajado, han sido los que ha ayudado a engendrar: sus hijas. Hoy hablaremos de Savina y Aulina, las dos con bellos nombres de árbol.
Savina es una niña de 9 años muy observadora, sensible y habilidosa con sus manos. Tiene una gran memoria para la cultura oral, recuerda muchísimos chistes y adivinanzas, y disfrutamos mucho con su compañía y sus propuestas de juegos.
Aulina es una niña de 11 años, tiene un gran discernimiento, es divertida y habladora. También lo pasamos estupendamente escuchando sus ideas descabelladas y su conocimiento de la mitología.
Con ambas aprendimos a compartir, a ayudarnos mutuamente en vez de aprovechar las debilidades ajenas y a ser respetuosas con el prójimo.
Nos ha encantado compartir momentos con las dos, tienen una personalidad rica y sólida que aporta mucho a todos los que las rodean.
Esperamos veros pronto ;) 

martes, 7 de marzo de 2023

Segundo destino: Les Cambres II

A la semana de llegar a Les Cambres, nevó. No fueron cuatro copos, ni cinco. Nevó de una manera que en cuestión de pocas horas ya no pudimos salir por el camino de tierra, ni con el todo terreno. Nevó durante dos días y nos quedamos aislados en la antigua masía, con la buena compañía de Kiku.
Esos días incluso las cabras se negaban a salir, muchas de ellas era la primera vez que veían la nieve. Así que nuestras tareas se centraron en mantener la casa caliente, dar de comer a todos los animales y esperar a que el temporal amainara.  

Las primeras horas pensábamos que aquello no cuajaría, porque había llovido en días anteriores, pero al ver que empezaba a nevar con fuerza, Kiku nos propuso de dejar suficiente leña cortada e instalar la pala en el toro, por si más tarde necesitábamos quitar la nieve del camino. Para imaginaros un poco como es la vida en una masía como Les Cambres en pleno invierno: la casa se calienta únicamente con 3 estufas de leña que en esos días quemaban de día y de noche y consumían unos 20kg de leña al día cada una. La leña se deja junto a la entrada de la casa y hay que entrarla con capazos a medida que se va gastando.  
Cambiar la pala y traer la leña cortada tenía que ser algo rápido, pero se convirtió en una odisea de una hora y media bajo la nieve y con las manos tan congeladas que ya no nos respondían. 


Al terminar, nos sentamos los tres al lado de la estufa riéndonos de nuestras extremidades inútiles y los mocos que nos caían y comimos una buena cazuela de comida caliente. Por la tarde, mientras oíamos como se posaban los copos de nieve en el tejado, tuvimos una velada inolvidable en el comedor, tocando instrumentos, cantando canciones y tomando un chocolate caliente con miel. 
Esa tarde, cobijados por los grandes maderos del techo y envueltos en la lentitud del fuego, disfrutamos del hacer por hacer. Disfrutamos de cada tarea, de cada carcajada. Disfrutar de cada cosa quiere decir hacer sólo y únicamente esa cosa. No es hacer mil cosas al mismo tiempo y pensando además en todo lo que vendrá después y dentro de 6 meses. Disfrutar de cada momento es vivir sólo para ese momento. Comenzar y acabar lo que sea, en ese momento. Hacer Una cosa. Cuesta muchísimo hacer sólo Una cosa. Desnudarnos de la multitarea y de la planificación. Hacer bien una cosa en cada momento, es vivir en sí mismo, sin proponérselo, sin ni siquiera ser consciente de ello.

La calma no se busca. Viene sola, en oleadas silenciosas, y hay que estar dispuesto para abrirse a ella.





Los días siguientes pudimos empezar a salir con las cabras floridas que, aunque se hundían en la nieve con cuidado, porque no les gustaba, les apremiaba más el hambre de comer hojas frescas. 

Sus pieles de flores se confundían con la misma nieve y los bosques.



   

Tercer destino: San José de la Rinconada (Sevilla)

Nos disculpamos por actualizar un mes tarde nuestro blog. A menudo son tantas las sensaciones vividas en tan poco tiempo que se necesita dig...