De nuestra anfitriona y colega Tija aprendimos, entre muchas otras cosas, lo que sería nuestra principal tarea en Les Cambres: pasturar. ¿Cómo olvidar nuestro primer día? Nada más levantarnos nos preparamos un buen desayuno y la comida y bajamos al establo de las cabras junto a Tija. A pesar de que llegamos a Les Cambres en los meses en los que ya no hacían quesos (las cabras ya casi no daban leche), Tija aprovechó la casi nula producción de leche para enseñarnos a ordeñar. No fue tarea fácil, ella fue paciente enseñándonos cómo y las cabras esperando a que nuestras torpes manos se habituaran al complejo gesto de ordeñar. Después de un buen rato, conseguimos sacar un poco de leche de alguna de las cabras más pacientes. Seguidamente, quedaba la enseñanza de algo que luego nos daríamos cuenta de que era todo un arte: pasturar. Y es que no podríamos haber aprendido en mejores manos, ya que nuestra anfitriona es una maestra de este arte, pero también una mujer militante de su oficio que desempeña una lucha esencial para renovar y mejorar el sector. Aprendimos muchísimas cosas sobre las cabras, pero la más importante es que cada una de ellas tiene su propio carácter. Dicen: Las cabras son de donde nacen y las ovejas de donde pacen. Aquí radica la principal diferencia entre pasturar a unas y otras. Las cabras se adaptan tanto a la zona donde nacen que incluso su química intestinal, su salud, dependen de ello. Las ovejas pueden pasturar en distintas zonas y toleran mejor estos movimientos.
A parte de todo ello, a las cabras tienes que ganártelas dándoles buena comida y llevándolas a sitios donde haya abundancia, puesto que su confianza en ti va a depender de ello. Te seguirán si confían en ti, y a pesar de haberte ganado esa confianza que te hagan caso va a depender del día. Aprendimos a observarlas y a tener cierto papel de acompañantes en su camino a comer. El equilibrio entre liderazgo de pastora y acompañante de rebaño es difícil de alcanzar, pero si lo consigues son unos animales cariñosos y con los que creas unos vínculos y conexiones realmente fuertes. Aún a día de hoy pensamos en “nuestras” cabras y las imaginamos comiendo o durmiendo en su establo. Aunque, no nos engañemos, la principal arma de liderazgo y gracias a quien volvíamos con las cabras a casa, era la perra Milosh. Ella era nuestro apoyo y la que más trabajaba durante el día, reagrupando al rebaño y llevándolo hacia la dirección deseada con solo un par de órdenes.
La experiencia fue mágica e indescriptible. Las cabras son seres entrañables y divertidos las mires por donde las mires.
Tija nos explicaba que siente el rebaño como un todo al que se debe movilizar con calma, de manera orgánica. Sabe estar ahí sin reafirmarse. De ella aprendimos también el uso de algunas plantas medicinales y hacer emplastes para curar ciertas lesiones. Así es como trata de forma natural y eficazmente tanto a sus animales como a personas.
No por ser pastor se es cuidador, pero nuestra pastora es una persona cuidadora, que atiende y se esmera en ello. Le sale de manera natural, espontáneamente. En especial con la niña de sus ojos: La risueña Liam nos tenía a todos encandilados. El pequeño torbellino de energía que todo lo veía, tocaba u oía. De solo año y medio, era una esponja chica que absorbía cualquier aprendizaje, una experimentación constante de todo y todos. Que sí, es verdad que todos los niños son así a esa edad. Pero no todos viven en sitios y están rodeados de un ambiente propicio para hacerlo, donde puedan desarrollarse y despertar la creatividad de esa manera. Hemos disfrutado con ella y hemos aprendido también el lenguaje de los niños, que se hacen entender, aunque no hablen una palabra o balbuceen.
De Tija no solo
aprendimos a pasturar, incluso hubo tiempo para ir a la presentación de un
libro muy necesario y conocer a la autora y su experiencia en un coloquio; “Yo no te perdí” de su amiga y compañera de oficio Yas Recht, relata algo más usual de lo que pensamos, pero poco tratado y
visibilizado: los abortos no deseados. El libro se lee en nada, por el estilo
tan valiente y directo de Yas, y la edición y las ilustraciones son magníficas.
Añadimos aquí el link a su blog personal, donde relata su
cotidianeidad como mujer y pastora (sus quesos y la manera de producirlos son imperdibles…)
Después de este mes en Les Cambres, nos vamos con algo muy especial: una
conexión profunda tanto con las personas como con los animales con los que
hemos compartido todo durante tantos días. Nos vamos con mucho cariño y amor de
allí, con unas bonitas amistades y, es por eso, que volveremos para
reencontrarnos de nuevo y compartir esa magia que tanto echamos de menos.